Es por la necesidad de tener éxito y por no querer fracasar que, sin saberlo, los seres humanos somos consumidores compulsivos de estrategia y de planificación. «Si alguien odia el fracaso, tiene una forma maravillosa de asegurarse de no experimentarlo: jugar a un juego que sepa que puede ganar». Lo leí en una entrevista con
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