Vida productiva es un rol a gestionar a partir de dejar las cosas que debería dejar de hacer para mantenerse con mejores reservas a la hora de enfrentar la inmediatez de la productividad.

Vida productiva se mide por la inmediatez y el resultado. Son dos de los indicadores más valorados del sistema de rendimientos. Para alcanzar los objetivos de su demanda nos transformamos en autómatas de la pasividad y de una agenda que mide el rendimiento de lo que somos capaces de producir en el día a día. Esta mezcolanza impone la rigurosa regla del horario: “mucho siempre será poco”.

El nuevo planisferio de consumo nos convierte en hábiles gestores del sedentarismo como fórmula para abastecer la productividad sin que la calidad de vida haga parte del objeto contractual.

Vida ejecutiva: el espíritu nómada que inspiró la especie humana ha sido sustituido por la pasividad laboral

Lo peligroso de esta fría realidad es que no solo nos hemos vuelto complacientes para evitar que el sistema nos rechace, sino el blanco perfecto de los cuatro asesinos de las selvas de cemento y responsables de 3 de cada 5 muertes por el sedentarismo y la moda alimentaria: cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares y pulmonares.

El modelo de la inmediatez nos aconseja hacer de todo a la vez como medio de gestión de los indicadores que nos miden como unidades productivas. La reserva natural del cuerpo la sustituimos por el medicamento como la dosis ideal para contrarrestar los bajonazos productivos.

Para aliviar un poco los riesgos de este contubernio, les participo de las cosas que debería dejar de hacer para mantenerse con mejores reservas a la hora de enfrentar la inmediatez de la productividad. Son las expuestas por las colegas Sarah Green y Gretchen Gavett en la revista académica Harvard Business Review

Deje de postergar las cosas, de pasar trabajo para mañana y de esperar a estar inspirado para trabajar.

Deje de trabajar a un ritmo insostenible. Para hacer esto de mejor forma, debe dejar de hacer tanto.

Si eso no es posible, al menos deje de quejarse de lo ocupado que está. Todo mundo se lo agradecerá.

Deje de sentir que debe ser auténtico todo el tiempo. Esto podría estar frenándolo.

Deje de ser tan positivo; las investigaciones muestran que no es tan útil para alcanzar sus metas.

Deje de abusar de sus fortalezas (para que no se conviertan en debilidades).

Deje de confundir confianza por competencia.

Deje de dar retroalimentación negativa como “hamburguesa”.

Deje de pasar por alto a las mujeres de su organización.

Deje de basarse en programas de capacitación en diversidad para solucionar el problema. No pueden.

Deje de idear y hacer lluvia de ideas.

Deje de intentar encantar a los clientes todo el tiempo.

Deje de buscar balas de plata para sus dilemas de estrategia.

Deje de usar tantas metáforas de guerra al hablar de estrategia.

Deje de usar pésimos PowerPoints.

Deje de estar sentado tanto.

Deje de ponerse a la defensiva.

Y si no puede dejar de hacer ninguna de estas cosas, deje de creer que tiene que ser perfecto.

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Soy un mercadólogo, periodista y productor U-Learning. En este blog presento ideas y consejos para la gestión de los desafíos de la industria del deporte 4.0. ...Más...

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