El sedentarismo es el hábito preferido de los habitantes de las selvas de cemento (léase: ciudades). No hay tiempo para mover el cuerpo. Las pocas horas para alimentarlo son de consumo exclusivo de la inmediatez y la productividad.

Pero la máquina humana, tan perfecta como débil, no está preparada para resistir la exigente rutina de la imposición laboral moderna.

El sedentarismo es el resultado de esta consecuencia del desarrollo de la salud y l productividad: cada 3 de 5 decesos son víctimas de los 4 asesinos del Tercer Milenio: cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos respiratorios y diabetes. Y por efecto, el agujero financiero mas visible de los gobiernos para atender la salud pública.

El sedentarismo es la realidad urbana que rompe el equilibrio entre horas productivas, la salud y la vida personal. Y una consecuencia que el trabajo debe ser la primerísima prioridad para tener éxito. También, la fría realidad que describe la vida de una sociedad refugiada en un estilo de vida ajustado a la exigente productividad de los avances económicos que nacen de la inmediatez y su devastador impacto en la calidad de vida.

Pero en este complejo mundo de realidad, exigencia y provocación se alzan voces para persuadirel movimiento del cuerpo ‘como complemento de la productividad y no como un objeto de la productividad’.

Aunque no se trata de un descubrimiento, el aporte de los científicos de la Universidad de East Anglia y su Facultad de Medicina Norwich, es algo tan fácil y lógico pero igualmente rechazado por la inmediatez. Se trata de cambiar el acelerador del coche por el pie, el pedal de la bicicleta o el transporte público para ir al trabajo.

Los autores del estudio, que aparece en la revista Preventive Medicine de septiembre 2018, analizan información recogida en el Reino Unido durante18 años sobre casi 18.000 personas entre 18 y 65 años de edad.

Tomaron en cuenta los sentimientos de inutilidad e infelicidad de las personas que realizaban desplazamientos, su calidad de sueño y si tenían problemas para lidiar con los demás. También sopesaron otros factores que se sabe que provocan estrés o afectan el bienestar como los ingresos, las relaciones, los hijos, mudarse y cambiar de trabajo. Aquellos que se apearon para ir a pie o en bicicleta, redujeron el estrés y eran más capaces de concentrarse.

Los que tomaron como hábito este ejercicio reportaron sentirse mejor cuando usan el transporte público en lugar de conducir. Y que situaciones como las interrupciones en el servicio o las multitudes de usuarios podrían haber sido una causa considerable de estrés.

Pero como los autobuses o trenes también dan a las personas tiempo para relajarse, leer, socializar, y usualmente hay una caminata significativa hasta la parada de autobús o la estación de tren, esto parece alegrar a las personas con efecto en el bienestar psicológico.

¡Reflexione!. Apearse de su coche particular para montarse en la bicicleta, caminar o tomar el transporte público es la mejor medicina preventiva contra los 4 asesinos de las selvas de cemento (enfermedades cardiovasculares, trastornos respiratorios, diabetes y cáncer). Y el mejor pretexto para estimular la hormona de la felicidad (endorfina) como estrategia de equilibrio entre vida productiva y calidad de vida.
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Soy un mercadólogo, periodista y productor U-Learning. En este blog presento ideas y consejos para la gestión de los desafíos de la industria del deporte 4.0. ...Más...

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