La protección de datos trasciende lo jurídico y se erige como el nuevo terreno de juego donde se forja la confianza y se decide el futuro de la industria del deporte. ¿Quién será el vencedor en este escenario?
Desde deportistas hasta aficionados; el transito por clubes y empresas, los datos ofrecen un potencial para innovar y crecer en la industria, pero también entrañan riesgos que no deben ignorarse.
En el deporte 4.0, los datos son un activo invaluable. La información generada por atletas en competencia, la interacción digital de los aficionados y el consumo de contenido en diversas plataformas ofrece oportunidades para innovar y crecer, pero también conlleva el riesgo de ser ignorada. Atletas, clubes (empresas) y aficionados (consumidores) comparten riesgos y responsabilidades en este nuevo ecosistema.
Veamos cómo afectan estos retos a cada protagonista de la industria del deporte.
1. Datos biométricos: ¿una oportunidad o un riesgo para deportistas y clubes?
Los atletas profesionales son auténticos «productores de datos». Los sensores portátiles y el software analítico recopilan información biométrica y de rendimiento para optimizar el entrenamiento, prevenir lesiones, maximizar el rendimiento y mucho más. Para los interesados, el análisis de sus propios datos puede ser una herramienta útil en las negociaciones de contratación, como demostró Kevin De Bruyne en 2021. El centrocampista belga, de hecho, renovó con éxito su vida laboral con el Manchester City gracias en parte al trabajo de un equipo de analistas de datos que estudió su rendimiento y valoró su impacto en el club.
Para los clubes, los datos son un recurso valioso para obtener ventajas competitivas y atraer patrocinadores. Sin embargo, surge un dilema ético: ¿qué ocurre si esta información se utiliza para discriminar? Un atleta cuyos datos revelen una mayor propensión a lesiones podría ver comprometida la renovación de su contrato o un posible traslado. Es fundamental que los deportistas tengan el control sobre quién accede a su información y con qué fines. Las empresas deportivas, por su parte, deben equilibrar el uso legítimo con el cumplimiento de la normativa de privacidad y los derechos de los deportistas. Una gestión inadecuada podría desencadenar litigios y dañar su reputación.
2. Los datos de los aficionados (consumidores): un activo estratégico para los clubes
Los datos de los aficionados son un tesoro para las empresas deportivas. A través de la venta de entradas, las aplicaciones oficiales y los programas de fidelización y merchandising, se recopila información valiosa que permite personalizar la experiencia, fortalecer su compromiso y optimizar las estrategias de marketing.
Para los clubes, los datos de los seguidores/consumidores son un activo valioso. Sin embargo, existe una línea delicada entre el uso comercial de esta información y la protección de la privacidad. Cumplir con la normativa es esencial, pero construir una relación de confianza con los consumidores es aún más importante.
La transparencia y una comunicación clara son fundamentales para las empresas deportivas, especialmente en sus relaciones con patrocinadores y terceros. Los aficionados, al compartir sus datos por ventajas como entradas preferentes o contenido exclusivo, confían en que estos se utilicen con responsabilidad y no se divulguen sin su autorización.
3. Plataformas de juegos y deportes de fantasía: beneficios y riesgos para usuarios y empresas
Las plataformas de juegos y deportes de fantasía han revolucionado la interacción de los aficionados con el deporte, brindando experiencias competitivas y atractivas. Para las empresas, estos canales representan una valiosa fuente de datos sobre el comportamiento de los usuarios y una oportunidad para monetizar nuevos segmentos de mercado. Sin embargo, también enfrentan una creciente presión para proteger la información de los usuarios de los ciberataques. Una violación de seguridad no solo perjudica a los consumidores, sino que también puede dañar gravemente la reputación corporativa y las relaciones con los socios.
Los usuarios suelen subestimar estos riesgos relacionados con la seguridad de su información personal y financiera y confían ciegamente en las plataformas. Este equilibrio de confianza es frágil y puede verse fácilmente socavado por incidentes que comprometan la confidencialidad de los datos.
4. Vigilancia en los estadios: ¿Seguridad o violación de la intimidad?
Los estadios modernos se enfrentan al desafío de equilibrar la seguridad de los aficionados con el respeto a su privacidad. La vigilancia, incluyendo el reconocimiento facial y otras tecnologías avanzadas, es una herramienta poderosa para prevenir incidentes, combatir el racismo y la discriminación, y optimizar la gestión de eventos. Sin embargo, su uso plantea interrogantes sobre la privacidad y la libertad individual. Ligas y clubes deben adoptar estas tecnologías de manera responsable, maximizando sus beneficios y minimizando sus riesgos para la intimidad de los asistentes.
En la práctica, la Liga Serie A italiana trabaja en la implantación de un sistema de reconocimiento facial que asociaría la entrada al nombre, cargo y rostro del titular, con la posibilidad de almacenar las imágenes de los aficionados en un servidor encriptado, para uso exclusivo de las fuerzas del orden.
No obstante, la frontera entre seguridad y vigilancia intrusiva es difusa. Los clubes deben comunicar de manera transparente la finalidad del tratamiento de datos y establecer políticas que eviten su uso inapropiado. Los aficionados, aunque desean una experiencia segura y protegida, a menudo desconocen el alcance de la vigilancia a la que están expuestos. Esta información suele estar oculta en documentos que la mayoría de los asistentes no consulta, como los reglamentos de uso de las instalaciones deportivas y los códigos que rigen la venta de entradas para eventos deportivos.
5. IA y Big Data: ¿herramienta para el crecimiento o discriminación?
La inteligencia artificial (IA) y los macrodatos (big data) son herramientas poderosas para el scouting, el análisis del rendimiento y la gestión de deportistas, pero también conllevan riesgos. Los algoritmos pueden introducir sesgos y discriminación, excluyendo a deportistas por razones poco claras. Los atletas necesitan garantías que protejan sus derechos y aseguren la equidad en las decisiones. Los clubes deben usar la IA y el big data de forma ética y legal, evitando discriminaciones que puedan generar litigios o dañar su imagen.
Conclusión: Trabajar juntos para ganar el juego de la privacidad
En la era digital, los datos se han convertido en un elemento clave para los procesos de producción del industria del deporte, lo cual genera nuevas responsabilidades y beneficios para aficionados, atletas y clubes. Las empresas del deporte, como custodios de gran parte de esta información, tienen la obligación de adoptar un enfoque ético y transparente en su gestión, que vaya más allá del simple cumplimiento de la normativa. Deportistas y aficionados, por su parte, deben ser conscientes de sus derechos y de las implicaciones que conlleva el uso de la tecnología. La protección de datos, por lo tanto, trasciende lo jurídico y se erige como el nuevo terreno de juego donde se forja la confianza y se decide el futuro del deporte. ¿Quién será el vencedor en este escenario?
Análisis realizado por Withers Law Firm.
Artículo de Luca Ferrari (socio de Withers y director global de Deportes) y Jacopo Liguori (socio de Withers y director de Propiedad Intelectual, Tecnología y Privacidad)
FUENTE: CF Calcio e Finanza
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