Deporte e innovación van ligados al muevo ecosistema de los mercados inteligentes. E inspiran nuevas habilidades de gestión.
Deporte e innovación como parte de la economía de consumo es un juego de gestión y gerencia. Variables que lo elevan a un producto más en los mercados. Y un reto de adaptación en las tendencias manifestadas en la ubicuidad de consumo.
Uno de los grandes sucesos de la mezcla deporte e innovación es la gestión de nuevas Habilidades Competitivas para enfrentar con el menor riesgo el entorno volátil e implacable de la turbulencia que produce en el sistema productivo la nueva economía y su acelerada prédica: “sin las barreras de tiempo, lugar y costos”.
Hay una rica semiótica que desarrolla uno de los mensajes corporativos más persuasivos desde la innovación de la gestión en la industria mundial de bienes deportivos: el JUST DO IT expuesto por Nike desde hace más de 20 años para consentir en la mente del consumidor una fuente de inspiración por el ¡SÓLO HAZLO! como la fuerza seductora a la hora de motivar uso.
Un lema que también se convirtió en la Actitud Corporativa del fabricante para exponerse al mundo como “una marca amiga del consumidor más que vendedora de un producto”.
Deporte e innovación es evolucionar al ritmo del colectivismo digital
En efecto, gestionar es una antiquísima variable de gerencia que debe ser repensada para rentar productividad en el ciclo que nos señala el camino de la revolución de los estilos de vida de una nueva clase de colectivismo totalmente liberada de las barreras de tiempo y lugar.
Y gestionar en la economía digital, más que una profesión, es una adaptación de la gerencia a los nuevos paisajes de la información.
Consecuencia de esta acomodación es el rápido tránsito del deporte hacia un producto de alto consumo desde la suma de habilidades de dirección de una generación de ejecutivos que no sólo domina el lenguaje comercial, sino que se atreve a cambiar el nombre de los clubes por el de marcas, el de los activos corrientes (jugadores) por el de Valores Patrimoniales, el de los hinchas por el de consumidores.
Y que se rebeló contra el contexto local para focalizar un mercado potencial fuera de las fronteras de una industria en plena transformación.
El deporte e innovación es un perfil de gerencia para repensar y adaptar
En este proceso de oportunidades, el rol del nuevo gerente de los mercados del deporte consistirá en hacer rentable cada decisión ejecutiva a partir de la INNOVACIÓN y la CREATIVIDAD.
En su obra El Futuro de la Gestión, GARY HAMEL (THE FUTURE OF MANAGEMENT) nos aporta que para abordar exitosamente estos problemas, los ejecutivos y expertos deberán en primer lugar aceptar que han alcanzado los límites de la GESTIÓN 1.0.
Quiere decir, el paradigma de la era industrial construido sobre los principios de la estandarización, la especialización, la jerarquía, el control y la primacía de los intereses de los accionistas. Además, asumir que los imperativos de la empresa del mañana superarán las prácticas actuales de la gestión basadas en la burocracia.
Y en segundo lugar, cultivar su insatisfacción con el statu quo en lugar de reprimirla. “Lo que se necesita es un poco de indignación justificada.
Por ejemplo, ¿por qué es necesario que se produzca algo tan alarmante como una crisis en el desempeño para que ocurra el cambio? ¿Por qué deberían las organizaciones ser notablemente mejores en la parte operativa que en la innovación? ¿Por qué tantas personas se ven obligadas a trabajar en empresas aburridas? ¿Por qué el primer impulso de los ejecutivos es evitar las responsabilidades como ciudadanos en lugar de adoptarlas? Sin duda, es posible hacerlo mejor”.
HAMEL plantea que cualquiera persona interesada en la GESTIÓN necesita el coraje para aspirar a lo más alto. “Ya sea que se trate de poner al hombre sobre la luna, descifrar el genoma humano, o construir un súper colíder que revele los secretos del universo, los grandes logros comienzan con grandes aspiraciones.
Lo mismo es aplicable a la gestión.
Muchas veces a los académicos les ha bastado codificar las mejores prácticas en vez de continuar desarrollando. Los profesionales han estado más inclinados a preguntar: ¿Alguien ha hecho esto? en lugar de ¿Acaso no vale la pena ver si funciona? Lo que se necesita son metas audaces que motiven una búsqueda de formas nuevas y radicales de movilizar y organizar las capacidades humanas”.
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