El poder digital de un gerente es saber gestionar en el nuevo ecosistema de los consumidores la conexión como diálogo.
El poder digital ha hecho que muchas de las áreas de la gestión pasen de ser un arte a una ciencia. Por efecto, las decisiones basándose sólo en corazonadas han desaparecido de los directorios ejecutivos. Los clientes quieren que les digan menos y los dejen hacer más.
Consecuente con esta realidad del poder digital, los gerentes de las unidades de negocio del deporte y el entretenimiento no podrán ignorar que para sobrevivir en los estadios de consumo de los mercados sin fronteras deberán adaptar su actuación a las exigencias de los nuevos conceptos de marketing con la tecnología como soporte de la avanzada.
El poder digital se traduce en que la conexión de hoy es el diálogo. Por eso, en la era de la innovación digital tener acceso a los datos de los consumidores es una promesa excepcional para que el intercambio de consumo se mueva sin imposición de marca: que les digan menos y les permitan hacer más.
Los desafíos corporativos del poder digital
Uno de los retos corporativos será redescubrir el cómo y el sobre qué variables de las sociedades de la Información y el Conocimiento se podrá repensar el perfil del gerente del futuro bajo los patrones de liderazgo y organizador de personas, recursos y estrategias para su adaptación competitiva a un mañana cada vez más impredecible.
Permítanme definir la Sociedad de la Información como el principal agregado de la Economía Digital desde las tecnologías de información y comunicación (TIC) para almacenar y transmitir hechos y sucesos a partir de la conectividad global.
Y la Sociedad del Conocimiento como la apropiación crítica y selectiva de la información por parte de un consumidor que sabe qué quiere y cómo aprovechar la tecnología, así como lo que puede y deberá prescindir.
El del poder digital y la sabiduría de una multitud
Uno de los grandes aportes de la Sociedad de la Información es la puesta de la tecnología para cultivar la inteligencia colectiva. Años atrás era muy valorada una persona con gran talento, el gurú; pero hoy, desde las herramientas móviles y las comunidades sociales somos y compartimos ubicuidad. Con lo cual, lo importante no es el conocimiento, sino la sabiduría, algo que no se puede escribir en un texto.
En efecto, las revoluciones 2.0 y 3.0 han creado un nuevo mundo: la sabiduría de una multitud. Si preguntamos a una comunidad experta en un tema, se crea una discusión para una respuesta inmediata normalmente mejor que la de un solo especialista.
En este contexto, si usted como responsable en el mundo corporativo del deporte no ha socializado la irrupción del colectivismo digital, pronto su actuación ejecutiva quedará obsoleta.
La gestión como una ciencia de la nueva economía obliga a las empresas a repensar sobre su ‘juego comercial’.
Durante la tendencia de lo masivo que duró hasta el año 2000, sólo había mercado para los productos estrella de las industrias, pero con Internet se resuelve el problema de la distribución porque incluye a los artículos menos populares, que según la teoría The Long Tale (La Larga Cola), de Chris Anderson, atiende la demanda de los consumidores especializados: ese otro gran nicho de mercado que busca las diferencias y paga por ellas.
El marketing da valor al poder digital
En esa medida, lo local y lo personal adquiere mayor valor y cada producto tiene un cliente. Una realidad que Ted Leonsis, vicepresidente del consejo de América Online, y presidente de Aol Audience Business comparte cuando plantea que “el mundo multipantalla tiende a crecer cada vez más dándonos siempre otras opciones de comunicación directa con el cliente”.
En efecto, la sabiduría colectiva (léase el poder digital) se convirtió en parte rutinaria e indispensable tanto del trabajo como de la vida cotidiana de los consumidores.
Consecuente con esta realidad, los gerentes de las unidades de negocio del deporte y el entretenimiento no podrán ignorar que para sobrevivir en los estadios de consumo de los mercados sin fronteras deberán adaptar su actuación a las exigencias de los nuevos conceptos de marketing con la tecnología como soporte de la avanzada.
La conexión de hoy es el diálogo. De ahí que el intercambio se mueve en un planisferio en el que los clientes quieren que les digan menos y los dejen hacer más. Por eso, en la era de la innovación digital tener acceso a los datos de los consumidores es una promesa excepcional.
Significa seguimiento, construcción de comunidades en línea y conexión hacia una relación más estrecha. Se trata de convertir las necesidades, deseos y motivaciones del cliente en en conversaciones de ida y vuelta.
Ese es el nuevo lenguaje que dicta la relación oferta – demanda. Quiere decir, seguir el allá donde el cliente va para agregar valor al Ritual de Consumo desde la sabiduría colectiva que nos enseña la Sociedad de la Información.
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